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Esas “emociones socializadas”, condicionan y particularizan su actividad mental, la que se expresa estableciendo una interrelación cualitativa con el cosmos, en virtud de la cual el universo se pue­bla de “influencias”, de “deseos” y de “potencias ocultas”, que no serían otra cosa que vivencias propias sin elaboración racional proyectadas a los seres y a las cosas del medio ambiente.

threeº Pero la producción poética se origina en la actividad mediadora y productiva del poeta y esta acción arraiga y se nutre de la poesía. Hay una obvia desproporción entre el principio y sus productos y el franqueamiento de esta grieta exige purificación.

Aquí se identifican el ocultista y el poeta. La intuición de las analogías, la voluntad antiintelectualista de captar la totalidad de las cosas acerca los caminos y ambos marchan unidos hacia el reencuentro de un modo primitivo de conocimiento que se revela más allá de las oposiciones. Lo esencial de esta relación radica en el hecho de que, tanto la poesía considerada como experiencia cognoscitiva, como la tradición esotérica, que ha contribuido a esclarecer no pocas obras de arte, coinciden en el plano ascendente donde pugnan por penetrar el misterio de la naturaleza y el sentido de la creación. Experimentada o presentida, esa aprehensión del universo animado y consciente, ha colmado de secreta alegría a los grandes poetas de todos los tiempos.

Sapag "se está trabajando bien a nivel legislativo en la gobernabilidad para defender la provincia y sus recursos"

Mientras los filósofos románticos formulaban estas atrevidas concepciones y rematando los hallazgos kantianos contribuían a cimentar la nueva doctrina de la naturaleza, los poetas se lanzaron por la senda inside y uniendo en sus visiones extáticas lo finito y lo infinito, abrieron a la poesía los mundos inquietantes del ocultismo y la magia. Lo esencial consistió­ en afirmar que la aptitud religiosa del hombre puede y debe actualizarse. Lichtenberg y Moritz, Hamann y Herder, Jean Paul y Jean Jacques, los pietistas y los ocultistas, todos en diversos niveles y con más o menos fuerza constructora, comienzan de nuevo a percibir el mundo como una prolongación de sí mismos, y su propio ser como inserto en el flujo de la vida cósmica.

Se convierte en un ser extraordinario para los otros hombres, pues tiene una medida distinta que la de ellos. Tiene deberes que ellos no conocen.

Antes que elegir perderse en la Maya, desgarrados por la precariedad esencial, es necesario desembarazarse de los condicionamientos, aclarar el estado de confusión y transformarse psicológicamente mediante una verdadera revolución interior. “Tomar conciencia de que uno está condicionado no tiene sentido más que cuando el hombre se vuelve hacia lo incondicionado y busca la liberación”.9

Todo se entreteje para formar un todo, unas cosas actúan y viven en las otras, suben y bajan como fuerzas celestes y se entrecruzan con sus cubos de oro, oscilan de un lado a otro, con benéfico impulso, bajan del cielo y atraviesan la tierra y resuenan armónicamente en todo el universo. ¡Grandioso espectáculo!

Cercado por la nobleza decadente que condena su libertad clandestina y su desordenado erotismo, Sade se rebela e intenta el rescate de su propia autenticidad. En esa empresa a contrapelo erige en elección moral su anómalo destino y elabora un sistema para reivindicar, mediante una suprema decisión individual, su existencia desgarrada por violentas impulsiones aberrantes.

Rimbaud ha practicado desde el comienzo esa ascesis del “estado alerta”, que habrá de permeabilizar su psique y tornarla receptiva para recibir lo desconocido. En la primera etapa de su lucha por romper el espeso velo que enmascara a la realidad, el poeta combate contra los hábitos y las reacciones automáticas que la herencia, la educación y la sociedad han depositado sobre la superficie de su “yo”.

Pero ni el ensueño de Obermann ni los mitos de Nodier en El Hada de las Migajas, alcanzan la profundidad mística que impregna las obras de Maurice de Guérin. El sentimiento de la vida cósmica que asoma en las últimas visiones de Hugo y que habrá de patentizarse en Aurelia, se anuncia ya en el Cuaderno verde. Guérin es un niño maravillado que transita los límites del tiempo. Por momentos cruza su frontera y retorna impregnado de eternidad.

8º En fin de cuentas, todas estas vías convocan a la experiencia por medio de sucesivos despojos y transformaciones de estado, que buscan lo en sí inmanifiesto o el “conocer desconociendo”.

Sin embargo, ese hombre de las sociedades arcaicas, víctima de la degradación temporal, enfrentado a un mundo pleno de hostilidad, encuentra en el mito no sólo la narración de sucesos extraordinarios ocurridos in illo tempore sino una forma segura de instalarse en lo real y reintegrarse en el universo. Actúa como restaurador del equilibrio perdido y constituye –para el hombre tradicional– la única revelación vá­lida de la realidad.

En otras de las cartas, Rilke insiste en el tema de la soledad. “Usted dice que los que están cerca están lejos y ahora comienza a hacerse la amplitud en torno suyo. Alégrese de su crecer en el cual no puede cierta­mente llevar a nadie consigo y sea bueno con los que quedan atrás”. Esa alusión a la soledad, enfatizada y ­exaltada en la sexta de las cartas a Kappus, “ir-hacia-sí, y durante horas no encontrar check it out a nadie”; “estar en soledad como lo estaba uno de niño”, revela su frecuentación­ de esa zona misteriosa y aislada donde se aclara el sentido de la vida y de la muerte.

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